LITERATURA...

Decía Lorca que la poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio. Eso es literatura, una mentira que se convierte en misterio, nos atrapa y hace comprendernos... solo en la profundidad de las letras se puede viajar más allá...

parole, parole

Esta sección recorrerá la historia que muchos de nuestros vocablos... un camino durante el cual han sido usadas, mimadas, transformadas tanto por el pueblo -en su uso diario- como por los grandes escritores en su intención literaria. Es una mezcla entre etimología y pragmática. Es una sección inspirada en el uruguayo Ricardo Soca y su obra (revísese).

mula (las conexiones de las palabras)
 
Actualmente se refiere al animal híbrido, generado por la cruza de caballo y burro, pero la palabra tiene una larga historia. En nuestra lengua, así como en latín, mula, en francés antiguo mul y en inglés clásico mul, tenía el mismo significado de híbrido, es decir, aludía a cualquier animal o vegetal obtenido por cruza entre especies diferentes. En España, en el siglo XV, mula ya designaba a la persona tonta o muy terca.

En el siglo XVI, el biólogo inglés Ben Jonson utilizó esta palabra para describir a alguien que no tenía sexo definido. Pero hacia el siglo XVIII, recuperó su sentido original de 1500 años antes y volvió a calificar a todos los híbridos, animales y vegetales. Aún hoy, los ornitólogos la usan para referirse a ciertas cruzas de aves.

Por analogía con las especies animales, Quevedo y Garcilaso el Inca fueron de los primeros en usar la palabra mulato para referirse al mestizaje en la raza humana. Inicialmente, se aplicó a la mezcla entre europeos y moros, pero Garcilaso ya llamaba mulatos a los descendientes de negro e indio; autores franceses llamaron mulâtre a la unión de franceses e indias y, finalmente, la palabra quedó reservada en portugués y en español solo para los hijos habidos de negro con blanco.

ajedrez (las palabras acompañan a la humanidad)
 
El nombre del antiquísimo juego del ajedrez es un buen ejemplo, entre tantos otros, de una palabra que ha evolucionado junto con la humanidad a lo largo de milenios, durante los cuales recorrió las más variadas tierras, eras y culturas, modificándose por influjo de incontables lenguas hasta llegar a los idiomas modernos.

La invención del juego-ciencia ha sido atribuida en diversas épocas a griegos, romanos, persas, escitas, egipcios y árabes, y es cierto que todos esos pueblos lo conocieron. Sin embargo, en la actualidad hay razonable consenso en afirmar que el ajedrez surgió en el Indostán, en época no determinada con certeza, pero muy remota. Inicialmente, se lo llamó chaturanga, en referencia a las cuatro alas (angas) del ejército indio: elefantes, carros, caballos e infantería.

Desde la India, el juego se difundió hacia China, Corea y Japón, y en el Occidente, hacia Rusia, de donde saltó a Escandinavia, Alemania y Escocia; pero esta vertiente del ajedrez se perdió en la bruma de los siglos, y la forma actual deriva de otro itinerario. Si aceptamos la versión del poeta y cronista persa Firdusi, el chaturanga penetró en Persia en el siglo VI de nuestra era, donde sufrió diversas modificaciones. En efecto, al llegar a este reino milenario, el chaturanga dejó de jugarse con dados, como en la India, y su nombre se convirtió en chatrang, que luego los árabes cambiaron a shatranj. Buena parte de la jerga ajedrecística que llegó hasta nosotros surgió en Persia, donde tuvo su gran apogeo. Así, 'jaque mate' proviene de sha mat, que significa "rey derrotado".

Llevado por los árabes a España, el nombre del juego evolucionó a axatraz y, más tarde, a axedrez, que fue como lo llamó el ajedrecista español Ruy López de Segura en su Libro de la invención liberal y arte del juego de axedrez, publicado en 1561 y considerado hasta hoy una referencia para los estudiosos.

El nombre antiguo de la torre, roque, registrado por el Diccionario de la Real Academia Española como voz antigua, deriva del persa rukh 'roca', 'atolón', que luego los árabes utilizaron en la Edad Media para designar a sus carros de guerra. De ahí proviene el nombre 'enroque', una jugada de rey y torre al mismo tiempo. En ciertos festivales tradicionales de Valencia, todavía circula una carroza que se denomina 'roque', como los carros de guerra de los persas.

El nombre 'alfil' proviene del árabe fil 'elefante', pues esta pieza representaba el ala de los guerreros que combatían montados en paquidermos. Curiosamente, la pieza tiene el nombre de bishop 'obispo' en inglés y bispo en portugués, traducido, probablemente, por los monjes ajedrecistas del medievo.

estilo (dejando marca)
 
El uso más común de "estilo" se refiere a la manera de escribir propia de un escritor o redactor y también a las características propias de la obra de un artista plástico o de un músico. Asimismo, al conjunto de características que identifican una determinada tendencia artística y a cada una de las formas de practicar un deporte.

La palabra proviene del nombre del punzón que los antiguos usaban para escribir sobre tablas enceradas: stilus, que en español llamamos hoy "estilete". Este punzón se completaba en el otro extremo con una espátula. Se escribía marcando por incisión sobreuna tabla cubierta de cera (de manera que cuando ocurría un erros se alisaba la cera con la espátula haciendo tabula rasa, cuya expresión ha quedado en nuestra lengua para referirse a alguien que no recuerda o no sabe nada).

La palabra "estilo" se relaciona con los verbos, stigo, stigare y stingo, stingere que significan pinchar o clavar y stimulus (aguijón) y de aquí estilumar o instigar. El origen más remoto que conocemos de esta última está en el sánscrito stigmas "puntiagudo", que proviene del indoeuropeo steig- "clavar", "punzar", del cual se derivó el sustantivo griego stigma, "marca hecha con un hierro candente o con un instrumento punzante", de donde proviene "estigma".

Es errónea la afirmación del diccionario de la academia española de que esta palabra latina proviene del griego stylos 'columna'. En realidad, no hay relación etimológica entre stylos y stilus. Fue una confusión latina de ambivalencia de las dos grafías stilus/ stylus (con i latina/ y griega). De esta situación ha quedado la palabra en idiomás como el inglés: style.

mascota (el riesgo de ponerse máscaras o ser personas)

 Se llama mascota a los talismanes u objetos a los que se atribuye la propiedad de dar buena suerte o de ejercer influencia benéfica sobre su poseedor. También se llama así a los animales domésticos de compañía, debido a que en cierta época se les atribuyó el poder de ejercer un influjo positivo sobre sus amos, creencia que hoy se parece verse confirmada por la medicina y por la psicología.

Pero... ¿Qué tiene que ver con máscara? La palabra llegó al español procedente del francés mascotte 'amuleto', proveniente del occitano mascota 'hechizo', 'embrujo', que se derivaba, a su vez, de masca 'bruja', palabra de origen germánico o celta, también hallada en máscara. También hay una posible procedencia en el árabe mas-hara (que significa payaso), del mismo origen que sahir (burlador, de aquí sáhara).

Podríamos decir entonces, uniendo en un juego de palabras ambos términos, que quien se pone máscaras -dejando de ser él mismo- en un grupo podría ser algo así como la mascota del mismo (o el payaso)... el pensamiento y el lenguaje (como dijimos en El hombre hiperbólico a propósito del eufemismo) estás muy unidos.

La palabra persona tiene su origen en el término griego prósopon  (pros: delante y opos: faz o cara). Este era el nombre dado a las caretas que se colocaban los actores para las funciones y crear así una persona distinta (el mismo origen está en antifaz). En la lengua del Lacio, el término se acogió como personae (per sonare: para que resuene) para denominar a dichas máscaras. De ahí persona o personaje. Así, en la Antigüedad, persona y personaje se fundían en una misma realidad... ¿no ocurre lo mismo hoy en día con amo y mascota?

grieta (¿te suena?)

La palabra grieta procede del latín crepta, síncopa o simplificación de crepita. Esta forma crepita es el participio del verbo latino crepare, en español: crujir.

¿No habéis visto nunca aquellos dibujos animados en los que el personaje queda encima de un gran lago de hielo que se resquebraja y suena? La cara suele ser un poema al oír ese ruido porque sabe que lo siguiente es caer en el agua fría...

Y es que aquel verbo latino tiene su origen en la raíz del Indoeuropeo (madre del latín y abuala del castellano) KER que se utilizaba para palabras que expresan ruidos secos o quienes los hacen. De esta raíz nos encontramos palabras como:

-quebrar
-crepitar
-discrepar (hacer un riudo distinto al otro)
-increpar (introducir un ruido o grito)
-decrépito (palabra que veremos más detenidamente en otro momento)
-cuervo (corvus, emite ruido)

Ah! Dos curiosidades... ¿Sabes cómo se dice sonajero en latín? crepundiae... y otra... ¿sabes alguna palabra en inglés que significa crujiente? Una es crunchy y otra... ¡¡crispy!!


2 comentarios:

  1. Te está quedando un blog estupendo, Ramón. Por cierto, ¿te has enterado de la nueva "Casa del lector"? (http://casalector.fundaciongsr.com/) No hay nada parecido en ningún sitio...

    A ver si Pinocho se anima con esta palabra tan usada en mi tierra, Córdoba: "encartar" ;)

    Un abrazo

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  2. pronto veremos la palabra "encartar" deja a Pinocho que olfatee por ahí... gracias Antonio

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