
Literatura y filosofía es mirar... más que el propio arte pictórico, me atrevería a decir... mirar, sí... mirar más allá, dije antes... mirar más adentro... y dudar... dudar mucho... y girar (¡oh, los tropos!), girar la realidad... acudir a un espejo deformado o deformante (véase Max Estrella, ya hablamos en algún momento de él) por el alcohol o la borrachera... que no es lo mismo... y el que mira también es espejo... el que mira es espejo de lo
mirado, pero sólo uno de los infinitos espejos posibles... y... lo mirado no es sólo objeto, sino
también espejo del que mira. Lo mirado se “contagia” de la forma
en que es mirado, y acaba por decirnos algo del que mira... ¡Claro!

Y así lo debemos pensar porque... el que mira se da por supuesto.
Una mirada “completa” requiere, sin embargo, verse a sí mismo,
saberse. ¿Quién soy? ¿Para qué miro? ¿Quiero que sea bacía o quiero que sea yelmo? ¿De quién me fío? ¿De quién desconfío? ¿Qué busco?
Yo suscribo que el objetivo último del que mira
es, lo sepa o no, ver lo invisible. La religión, la magia, la
ciencia, la poesía. Las artes tienen ese –acaso único- elemento
en común. Todos se basan y a la vez desconfían del sentido
visual y lo consideran solo una vía para un mirar profundo...
La filosofía y literatura emprenden -quizá deseperadamente, quizá fanáticamente, quizá desquiciadamente- esta tarea de búsqueda porque existe el enigma de lo que nunca fue
mirado. Oculta faz de la luna, replegada sombra del otro que
nunca visitaremos... emprenden, repito, esta caza de sorprender lo secreto y lo nuevo... de asomarse al abismo de lo desconocido, por no descubierto... de mirar las mismas cosas de con otros ojos... ¿Te arriesgas? ¿Quieres mirar más allá... más adentro... desde otro quicio? Mira...
El que mira está en riesgo.
Preguntarle al espía...
Mira... ¿Qué ves?
[Frases en cursiva de Alberto Tasso Publicado en
Cifra, Revista de la Facultad de Humanidades,
Ciencias Sociales y de la Salud, Universidad Nacional de
Santiago del Estero, Nº1 (Segunda época), ISSN 0328-8862,
Santiago del Estero, 2005.]
Veo, veo, veo... un osito blanco, un poco triste por estar tirado en la rama del arból...
ResponderEliminarY también veo un zoom en uno de los arbolitos nevados del jardín de mis padres, lo cual, por supuesto, me lleva a la chimena del salón y si giro la mirada un pelín hacía la izquierda: el árbol de Navidad!!!